domingo, 9 de marzo de 2008

UN PREGÓN PARA REFLEXIONAR


Acabo de expresar mi opinión en la web Cofrades de Priego y la traslado ahora al Blog.


Cuando entré ayer al Teatro Victoria y el decorado me hice la siguiente pregunta: ¿Que se puede esperar de un pregonero de la Hermanad de la Caridad?.


En la Cuaresma de 1999 Antonio Ortiz Mesa me cautivó, por la sencillez de sus palabras, la austeridad de su puesta en escena y la sobriedad del montaje. Ayer Javier Tarrías, volvió a tocar el corazón de este cofrade.


Y claro, tenía que ser otro miembro destacado de La Caridad. ¿Qué casualidad, no?.


Lejos de los montajes casi teatrales de otros pregones, los cuales respeto aunque no comparto mucho, la sobriedad del decorado (una caja negra con el Santísimo Cristo de los Ajusticiados escoltado por el pendón de la Hermandad y de la Agrupación de Cofradías y dos cirios situado a la izquierda, y un atril con el escudo de la Caridad), y la utilización de la música de fondo y un sencillo montaje fotográfico, provocaron que la atención del público se centrara en las palabras del pregonero, sencillas, emotivas y en muchos casos directas, llenas de mensaje y de recuerdos, como todo buen pregón, palabras con las que me sentí en muchos casos plenamente identificado, como cofrade y sobre todo, como cristiano.


Se me hizo corto, lo reconozco, y también reconozco que lo sencillo puede llegar a ser ELEGANTE, con mayúsculas, como el pregonero nos demostró ayer a todos.


Mi más sincera enhorabuena Javier.


Y por supuesto, mi enhorabuena también para Mon, por esa presentación entrecortada, por esas palabras del hijo que aún echa en falta el calor de un padre. ¡Que difícil es hacer una presentación en tales circunstancias!.


Lo dicho, enhorabuena a ambos, por esa manera sencilla y sentida de presentar uno y de anunciar otro nuestra Semana Santa.




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