lunes, 3 de marzo de 2008

LUNES DE MORADO Y NEGRO

Cristo duerme en la cruz

escoltado por cuatro antorchas de fuego,

bajo las estrellas del cielo

y junto a penitentes de morado y negro.

La alegría, la bulla, el blanco del Domingo de Ramos, dan paso en la tarde-noche del Lunes Santo a un desfile serio, donde imperan el negro y el morado, colores de la cofradía de Los Dolores, cuyos titulares, cuando los últimos rayos de Sol aún despuntan por el horizonte, inician desde El Calvario una lenta bajada que los llevará hasta la parroquia de la Asunción.

Tres días depués, cuando el Viernes Santo ya ha consumido varias horas, inician su regreso en la conocida como Vía Sacra. El dramatismo del Cristo de la Buena Muerte, el respetuoso silencio únicamente roto por el acompañamiento de la capilla musical del Miserere y las desgarradoras saetas, unido a la plasticidad del paso de las imágenes por las estrechas veredas que conducen al Calvario, convierten a este desfile en uno de los más emotivos de la Semana Santa prieguense.

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