martes, 23 de marzo de 2010

UN PREGÓN CON AIRE NAZARENO



Un pregón con claros matices nazarenos fue el que pronunció el pasado domingo en Priego Rafael Mérida Cano, doctor de profesión y que durante buena parte del mismo centró su exaltación a la Semana Santa en la mañana del Viernes Santo.
No es muy habitual en un acto de estas características que un desfile en concreto centre la mayor parte de la intervención de un pregonero, pero como ya adelantó en su introducción el propio Rafael, “yo sólo soy nazareno”, desvinculándose desde sus primeras palabras del calificativo de “capillita”, para evitar posteriores confusiones.
Sincero, sin ocultar en ningún momento la devoción hacia Ntro. Padre Jesús Nazareno, Rafael Mérida, que fue presentado por Francisco Candil Bergillos, esbozó tras una introducción en la que adelantó al nutrido auditorio que se dio cita en el Teatro Victoria, su particular manera de ver, sentir y vivir la Semana Santa de Priego, una celebración hacia la que confesó un especial “amor”, y en la que según indicó el pregonero, tienen cabida tanto nuevas tradiciones y hermandades, como aquellas otras con sabor añejo y muy arraigadas, que siguen teniendo plena vigencia en nuestros días.
Con una austera puesta en escena, en la que únicamente aparecían los pendones de la Agrupación de Cofradías y de la Hermandad de Ntro. Padre Jesús Nazareno, así como el estandarte de esta última y una pantalla en la que fueron proyectando imágenes relacionadas con su alocución, Mérida, debido a problemas en una de sus rodillas, llevó a cabo su intervención sentado en una mesa, en la que junto a los folios de su pregón figuraba un portarretratos con una imagen del Nazareno, al que en varias ocasiones dirigía la mirada, de manera disimulada.
Durante su recurrido por las diez cofradías y hermandades que participan en la Semana Santa prieguense, el pregonero fue introduciendo vivencias de su niñez, recuerdos que le hicieron como persona y como cofrade, y referencias a personajes con los que sigue manteniendo una especial relación, de manera especial en su Viernes Santo, “el día que marca un antes y un después en la Semana Santa de Priego”, como fue definido por el pregonero.
Por otra parte, Mérida ofreció una interesante pincelada, desde el punto de vista médico, de lo que fue la Pasión, presentando el hipotético informe que haría un forense al cuerpo de Cristo, en el que se describen las múltiples secuelas que dejaron tanto el martirio como la crucifixión, así como las causas que provocaron su muerte.
En definitiva, uno de los pregones más personales que se han pronunciado en Priego en las últimas décadas y tal vez, por ese claro acento nazareno, uno de los más originales en cuando a su contenido. Si ese fue el pecado del pregonero, como él mismo matizó, “asumiré mi penitencia”.

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