martes, 7 de abril de 2009

LOS DOLORES, UN ESTILO PROPIO PARA LA NOCHE DEL LUNES SANTO
























El Calvario, uno de los enclaves de visita obligada durante la Semana Santa prieguense, ha vuelto a ser un Lunes Santo más punto de encuentro para los cientos de devotos de María Santísima de los Dolores, cuya cofradía iniciaba su estación de penitencia cuando los últimos rayos de Sol se ponían por el horizonte.

Aunque el fuerte aguacero que descargó a media tarde hizo temer lo peor, a las nueve de la noche los primeros integrantes que conformaban el cortejo comenzaron a bajar las verdillas, mientras en la explanada que precede a la ermita el numeroso público congregado esperaba expectante la salida de María Santísima de los Dolores y del Cristo de la Buena Muerte, que estuvieron acompañados una vez más por cientos de penitentes hasta la parroquia de la Asunción, templo desde el que retornarán a su ermita en la madrugada del Viernes Santo.

La Virgen, que lucía su manto de terciopelo negro de Lyon y un precioso exorno floral en tonalidades blancas a base de rosas, contó con el acompañamiento musical de la Banda de la Escuela Municipal de Música de Priego, mientras que el Cristo de la Buena Muerte volvió a cautivar con su belleza e impresionante dramatismo.

En el amplio cortejo y como novedad, destacaba el bordado de las bocinas que acompañaban al pendón de la cofradía, que desde la profunda revitalización que experimentó a finales de la década de los años sesenta del pasado siglo, sigue marcando una pauta y un estilo propio en la Semana Santa de Priego.

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