martes, 22 de abril de 2008

VIEJOS PROBLEMAS. NUEVAS SOLUCIONES

No sé que pasa en mi Hermandad pero nuevamente la cosa está que arde. La tensión se palpa en las miradas, en los saludos por la calle, en los comentarios del foro... (no tengo palabras para algunas payasadas "perrunas" que tuve la ocasión de leer antes de que, acertadamente, los moderadores las eliminaran).

Como digo, no acierto a comprender esta nueva situación de tensión. Después del agitado final de febrero, todo parecía que tendría un final feliz. Pero no. Veo que las navajas han vuelto a ser afiladas.

Ahora toca descolocar al personal con unas elecciones a la vuelta de la esquina, concretamente el 22 de junio, si mi información no es errónea (¡¡un domingo!!, caso único en el mundo cofrade prieguense), sacando trapos que deberían estar lavados desde hace años, viejas rencillas y una multitud de historias que es mejor no acordarse de ellas.

Los candidatos, en la sombra, claro está, mueven ficha, comienzan a captar a sus adeptos, les plantean sus faraónicos proyectos, sus iniciativas, sus zarandajas varias, para que el día 22 la papeletita tenga su nombre y durante los próximos cuatro años sean la cabeza visible de la Hermandad.

Tengo que reconocer que hay que tener valor para presentarse al cargo tal y como están las cosas. Por eso, desde estas líneas, quiero expresar mi más profunda felicitación a los valientes o valientas (creo que es correcto el femenino para tal acepción) que el próximo mes de mayo nos sorprendan a todos-as haciendo público que serán candidatos oficiales a Hermano-a Mayor.

Por cierto, al próximo Secretario-a de la nueva Junta, o al vigente (en este caso no existe el femenino) le rogaría que me remitieran a la mayor brevedad posible la carta que tanto anhelo recibir, aquella en la que me dan respuesta a la que urgentemente les envié allá por el mes de febrero, loco febrero. Es sólo por puro sentimentalismo cofrade y, por qué no decirlo, porque si en aquella ocasión puse la mejilla veinte veces, no me importa ponerla otras veinte veces más.

Hubo un Hombre, hace ya muchos años, que nos enseñó a perdonar, una práctica que por desgracia, no es muy habitual en la sociedad de nuestros días y, todo hay que decirlo, en nuestras queridas cofradías y hermandades.

Tomaremos nota de ello para lo que se avecina e intentaremos buscar nuevas soluciones a estos viejos problemas.

Eso sí. Votar lo que se dice votar, votaré, aunque sea domingo.

Lo del nombre de mi papeletita, eso es otro cantar del que ya tendremos la ocasión de hablar, largoy tendido.

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