El magnetismo de la imagen del divino Nazareno no tiene parangón, llegando a su máxima eclosión en la cima del Gólgota prieguense, donde, tras una angustiosa subida a hombros de sus cientos de costaleros, el Rey de Priego imparte la bendición a su pueblo, que levanta en sus manos el humilde hornazo
Son miles los prieguenses que venidos de todos los rincones del mundo regresan este día tan especial a la ciudad que los vio nacer, para recibir la bendición del Nazareno, una imagen que permanece imborrable en la retina de todos aquellos que la contemplan y que supone el momento de máximo interés de la Semana Santa prieguense y, sin lugar a dudas, una de sus señas de identidad.
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